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Viaje a la piscina de Betesda, en Jerusalén.


¿Conoces la historia de la piscina Probática?


La piscina de Betesda o piscina Probática, cuyo nombre significa "Casa de la Misericordia" o "Casa de la Gracia", se encuentra en Jerusalén, cerca de la Puerta de las Ovejas. Este lugar es mencionado en el Nuevo Testamento, siendo un importante sitio de sanación y milagros. Con el tiempo, la piscina se dividió en dos estanques interconectados y se convirtió en un lugar de gran relevancia, pues muchos creían que sus aguas tenían propiedades curativas.


Los orígenes de la piscina de Betesda se remontan a la época del Primer Templo (alrededor del 1000 a.C.), cuando servía como parte de un sistema de almacenamiento y distribución de agua para Jerusalén. Con el tiempo, fue expandida y modificada, especialmente durante el período helenístico y romano, cuando adquirió mayor relevancia. Durante estos períodos, la piscina se convirtió en un lugar de culto, posiblemente en honor al dios griego Asclepio, el dios de la medicina y la sanación.


En el siglo IV San Efrén habla del nacimiento de María junto a Betesda. "Santa María de la Probática" era el nombre de la iglesia bizantina ubicada sobre la piscina.


Alrededor de la piscina, se construyeron estructuras y pórticos que permitieron un acceso ordenado a sus aguas. Los relatos históricos y los hallazgos arqueológicos han revelado que este sitio era visitado tanto por judíos como por paganos, quienes buscaban la intervención divina en su salud. El sincretismo de las creencias religiosas en esta área sagrada ha dejado una marca duradera en la historia de Jerusalén y convierte a la piscina en un símbolo de unión cultural y espiritual.


Piscina de Betesda, Jerusalén, Israel

La piscina de Betesda en la época de Jesús


La piscina de Betesda es mencionada en el Evangelio de San Juan como uno de los lugares donde Jesús realizó un milagro de sanación. Según el relato, en este sitio se reunían enfermos, ciegos, cojos y paralíticos, esperando el momento en que un ángel descendía y agitaba las aguas de la piscina. Se creía que el primer enfermo que entrara en el agua después de este movimiento milagroso recibiría la curación.


Entre los presentes había un hombre paralítico que llevaba 38 años esperando el momento oportuno para entrar en la piscina y sanar. Al verlo, Jesús se acercó y le dijo: “Levántate, toma tu camilla y anda” (Juan 5:8), y el hombre fue sanado de inmediato. Este milagro hizo de la piscina de Betesda un símbolo de la misericordia divina y del poder de la fe, un legado que ha perdurado durante siglos.


La historia de este milagro se ha convertido en uno de los episodios más significativos en la tradición cristiana y ha cimentado el papel de la piscina de Betesda como un sitio de especial significado espiritual, atrayendo a creyentes y peregrinos que buscan experimentar la cercanía con esta manifestación de fe y sanación.


El redescubrimiento de la piscina Probática en el siglo XIX


Durante la Edad Media, la piscina de Betesda y su historia cayeron en el olvido y el sitio quedó sepultado bajo capas de escombros y nuevas construcciones. Sin embargo, en el siglo XIX, las primeras expediciones arqueológicas en Jerusalén redescubrieron las ruinas de este antiguo lugar sagrado, reavivando el interés por la historia y la tradición cristiana.


El arqueólogo francés Félix de Saulcy y más tarde el Padre Prosper Viaud fueron quienes realizaron excavaciones alrededor de la Iglesia de Santa Ana, una iglesia de época cruzada situada cerca de la piscina, lo que permitió localizar finalmente el sitio bíblico. Durante las excavaciones, se descubrieron los dos estanques y una serie de columnas y pórticos que coincidían con las descripciones bíblicas.


El descubrimiento de la piscina de Betesda fue un hito para la arqueología bíblica y para los estudiosos de la historia de Jerusalén, ya que no solo corroboraba el relato del Evangelio, sino que aportaba un valioso testimonio arqueológico del sincretismo religioso que caracterizó a la ciudad en diferentes épocas.


Piscina de Betesda, Jerusalén, Israel

La piscina de Betesda hoy en día


Hoy en día, la Piscina de Betesda se encuentra dentro del complejo de la Iglesia de Santa Ana, en la Ciudad Vieja de Jerusalén. Este sitio arqueológico es accesible al público y recibe visitas tanto de peregrinos como de turistas, quienes pueden explorar sus ruinas y contemplar los vestigios de sus antiguas estructuras, incluidos los dos estanques y los restos de los pórticos.


La Iglesia de Santa Ana, construida en el siglo XII por los cruzados y dedicada a Santa Ana, madre de la Virgen María, es uno de los edificios mejor conservados de esa época y añade valor histórico al sitio. La paz y serenidad de la iglesia, combinadas con la espiritualidad de la piscina, brindan una experiencia única para los visitantes que buscan profundizar en la historia bíblica y en el simbolismo de la fe.


La piscina de Betesda sigue siendo un lugar de reflexión, oración y descubrimiento para quienes buscan conectarse con los relatos y la espiritualidad de Jerusalén. Los peregrinos pueden caminar por el sitio arqueológico, observar los antiguos restos y conectar con la rica herencia de siglos de historia, sanación y fe. No pierdas la oportunidad de visitar este maravilloso e histórico lugar en tu peregrinación a Tierra Santa.





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