Turquía es un destino de peregrinación que alberga sitios fundamentales para la historia del cristianismo. Entre estos lugares, la región de Capadocia destaca por sus paisajes de formaciones rocosas y sus iglesias rupestres, pero también por sus impresionantes ciudades subterráneas. Una de las más impactantes es Kaymaklı, una ciudad excavada en la roca volcánica que sirvió de refugio para las primeras comunidades cristianas que huían de la persecución.
En este artículo, descubriremos la historia, el significado religioso y la experiencia de visitar este asombroso enclave, un destino imprescindible en una peregrinación a Turquía.

Historia de un refugio cristiano
La historia de Kaymaklı se remonta a la época de los hititas (hacia el 2000 a.C.), cuando se comenzaron a excavar los primeros túneles en la blanda roca volcánica de Capadocia. Sin embargo, su uso más significativo tuvo lugar durante los siglos I al X d.C., cuando los cristianos bizantinos la utilizaron como refugio ante las persecuciones romanas y las invasiones árabes.
Los primeros cristianos que habitaban la región de Capadocia buscaban lugares seguros donde pudieran practicar su fe sin temor. Kaymaklı se convirtió en uno de estos santuarios subterráneos, proporcionando un refugio seguro con templos, altares y viviendas ocultas a la vista de los enemigos. La compleja red de túneles y habitaciones fue diseñada no solo para ocultarse, sino también para permitir una vida relativamente normal en tiempos de crisis.
La ciudad fue habitada y ampliada en distintas épocas, con sucesivas generaciones adaptando las estructuras a las nuevas necesidades. Con la llegada de los otomanos y el establecimiento de un estado islámico consolidado, muchas de estas ciudades subterráneas fueron abandonadas o utilizadas con otros fines, perdiendo poco a poco su función original como refugio cristiano.

Estructura de la ciudad subterránea de Kaymaklı
Kaymaklı es la ciudad subterránea más grande de Capadocia y, a diferencia de Derinkuyu (otra ciudad subterránea cercana), se extiende en forma horizontal a lo largo de ocho niveles. Actualmente, solo los cuatro primeros están abiertos al público, pero los arqueólogos creen que la ciudad podría ser aún más extensa y haber albergado a miles de personas.
Entre los elementos más destacados de Kaymaklı encontramos:
Iglesias y capillas rupestres: Espacios tallados en la roca con altares y cruces grabadas, donde los cristianos celebraban la Eucaristía y practicaban su fe en secreto. Muchas de estas capillas conservan inscripciones en griego y arameo, así como frescos deteriorados por el tiempo.
Pasadizos angostos y laberínticos: Diseñados para dificultar el acceso de invasores y proporcionar rutas de escape en caso de ataques. Algunos pasadizos son tan estrechos que solo una persona puede pasar a la vez, lo que daba ventaja a los defensores en caso de incursión enemiga.
Piedras rodantes de seguridad: Enormes discos de piedra que bloqueaban los accesos en caso de peligro. Estas puertas podían cerrarse desde el interior y solo eran movidas con mecanismos específicos.
Pozos de ventilación: Ingeniosamente diseñados para permitir la circulación de aire fresco en los niveles más profundos. A pesar de estar bajo tierra, el sistema de ventilación garantizaba que el aire se mantuviera respirable incluso en largos períodos de encierro.
Almacenes de alimentos y bodegas: Utilizados para guardar grano, vino y otros suministros esenciales para la supervivencia. En algunos espacios aún se pueden ver restos de los recipientes de almacenamiento originales.
Habitaciones comunitarias: Espacios donde las familias vivían y compartían la vida cotidiana en comunidad. Se cree que algunas áreas también se usaban como escuelas clandestinas donde se enseñaban las Sagradas Escrituras a los niños.
Kaymaklı y la persecución de los cristianos
Durante los primeros siglos del cristianismo, las comunidades cristianas de Capadocia vivieron constantes amenazas. El Imperio Romano persiguió a los cristianos hasta la legalización del cristianismo en el 313 d.C. con el Edicto de Milán. Sin embargo, la región sufrió nuevas amenazas con las invasiones árabes entre los siglos VII y IX.
Las ciudades subterráneas, como Kaymaklı, permitieron a los cristianos mantenerse a salvo, escondiendo no solo a sus comunidades sino también sus objetos de culto y sus tesoros religiosos. En muchos de los templos subterráneos de Capadocia se pueden ver cruces grabadas y frescos religiosos, evidencia de la fuerte espiritualidad de estos primeros cristianos.
En el siglo IV, Capadocia fue hogar de grandes teólogos y Padres de la Iglesia, como San Basilio Magno, quien jugó un papel fundamental en la consolidación de la fe cristiana en la región. La vida monástica se desarrolló en estos refugios subterráneos, permitiendo que los cristianos vivieran en comunidad y mantuvieran viva su tradición espiritual a pesar de las adversidades.
Kaymaklı no es solo una maravilla arquitectónica, sino también un testimonio vivo de la historia del cristianismo. Para aquellos que realizan una peregrinación a Turquía, visitar esta ciudad subterránea es una oportunidad para conectar con la fe de los primeros cristianos, comprender los desafíos que enfrentaron y fortalecer el propio camino espiritual.
Comments